Lo.
lunes, 13 de septiembre de 2010
Vértigo.
La melancolía era mi musa. El gris velado y los lamentos tartamudos se encargaban de detonar la cápsula de tinta negra. Pero desde que tus dedos titubeantes me rozan y recorren mi espalda mientras duermo, las letras se han escapado por debajo de la puerta y me he quedado sola, enredada en el abismo de tu densidad.
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1 comentario:
La alegría también puede ser inspiración. Eso sí, exige sorprenderse al ver caer la lluvia.
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