No me gusta que me toquen en pelo, ni las flores, ni las espinacas, ni dormir con las persianas abiertas, ni el idioma portugués, ni la purpurina, ni las sonrisas forzadas, ni la manzanilla, ni los petardos, ni conducir, ni las uñas largas, ni los niños, ni las frutas escarchadas, ni las faltas de ortografía, ni las cucarachas, ni la perfección, ni la primera galleta del paquete, ni las joyas, ni los payasos, ni la falta de naturalidad, ni los aparatos tecnológicos, ni los domingos, ni los gatos, ni los cipreses, ni el color malva, ni el arroz en las bodas, ni la intimidad revelada, ni los helados de vainilla, ni el fútbol, ni los pies, ni las tormentas, ni las películas predecibles, ni los planes a largo plazo, ni el pepino, ni los sueños que se repiten, ni las mentiras, ni los zuecos, ni echar de menos, ni que llegue el autobús cuando acabo de encender un cigarro.
Hoy cumplo veintidós años y sigo considerándome una completa desconocida. Espero ser capaz de ir encajando las piezas del puzzle .
Con un año aprendí a caminar.
Con dos, me asustaba el fuego.
Con tres, empecé a ir al colegio.
Con cuatro, fui adicta a La Sirenita.
Con cinco, leía en voz alta cada letrero.
Con seis, llegué a Gijón.
Con siete, merendaba bocadillos de chocolate viendo Scooby Doo.
Con ocho, supe que las matemáticas no eran lo mío.
Con nueve, los Reyes Magos revelaron su identidad.
Con diez, forraba mis carpetas con recortes de revistas.
Con once, escribía un diario.
Con doce, era la más bajita de la clase.
Con trece, "¿pero dónde vas con esas pintas?".
Con catorce, lo fotografié todo.
Con quince, el tabaco llegó para quedarse.
Con dieciséis, me quitaron la ortodoncia.
Con diecisiete, creí enamorarme.
Con dieciocho, cambió mi vida.
Con diecinueve, las amistades ( y los tréboles) se consolidaron.
Con veinte, abrí los ojos.
Con veintiuno, disfruté.
¿Con veintidós?
Lo.
4 comentarios:
Felicidades. Con veintidos escribirás y te analizarás lo suficientemente bien como para guardar un texto que encontrarás dentro de unos años y compararás con el recién escrito, a los treinta, a los cuarenta. Y entonces verás -tal vez- que lo que sí es inmutable es la propia variabilidad. Y que la manta y el sofá, las nucas, la arena, la Mistoldermofilia... siguen ahí; pero también han llegado los niños, el parche de nicotina, paquetes llenos de primeras galletas, el descubrimiento de que ir a trabajar en coche es la mejor forma de encontar la soledad escogida...
palorro!
me siento muy identificado con lavarse las manos con mistol y jugar a las cartas!por que sera?ajajaja
eso si..lo de los barcos de papel...mejor di que te gusta la papiroflexia abstracta...
felicidades palomiiiin =)
Felicidades, Paloma.
Un envidioso abrazo,
PABLO GONZ
Muy bueno, Paloma. ¡Y felicidades!
Un saludo.
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