sábado, 19 de marzo de 2011

Noches eléctricas.

Revelación que brilla,
oscuridad que arde,
en clamor de luz.

Lo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Los caprichos del silencio.

No es imposible. Ni siquiera es tan difícil. Sólo es necesario silencio y una respiración plácida y sosegada que tiña la atmósfera sombría de azul oscuro. También hace falta tiempo. Y no hablo del tiempo cautivo en calendarios y relojes sino de la falta de prisa; de la permanencia indefinida y vaga. Hablo de la amplitud de miras de aquellos que, ignorando las horas, son capaces de escuchar el roce de las caricias.

En este ambiente arrullador, los ojos del silencio se entornan y se desvelan los importantes misterios que a nadie importan. Y es que, en plena holgazanería remolona y crepuscular, escuché, de boca de nadie, un secreto que repiqueteaba en el cristal. Trataba de colarse en mi imaginación sellada mientras yo, regurgitando mis propios pensamientos, ignoraba su réplica constante.

La lluvia es lágrima, lamento, sollozo, gemido y queja. La lluvia es la tormenta escondida en mi estómago, ensortijada y torcida. Contorsión y destrucción melosa.

No es imposible. Ni siquiera es tan difícil saber interpretar los caprichos del silencio.

Lo.